Hace seis años, el profesor Sean Spence, de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), demostró por primera vez la utilidad de la resonancia magnética funcional para detectar cuándo miente un sujeto.

Ahora, por primera vez en la historia, acaba de aplicar esta técnica de neuroimagen a un caso real para investigar la culpabilidad o inocencia de una mujer acusada de envenenar a un niño. La experiencia se recoge en el último número de la revista European Psychiatry.

Spence examinó el cerebro de la imputada mientras narraba su versión de los hechos. A continuación, le pidió que contara la historia tal y como la había descrito la acusación.

El escáner reveló que, en este segundo caso, en su cerebro se activaban regiones de su lóbulo frontal y tardaba más en responder, dos señales casi inequívocas de que identifica la narración como falsa. En otras palabras, la resonancia indicaba que era inocente. O, como matiza Spence, “que su cerebro respondía como si fuera inocente”.

El investigador británico está convencido de que esta tecnología podría ayudar al sistema judicial a reducir los errores a la hora de dictar sentencia, ya que ofrece un 90 por ciento de acierto, mucho más que el clásico polígrafo. De hecho, ya hay dos compañías, No Lie MRI y Cephos, que ofrecen este servicio a particulares, abogados, empresas e instituciones.

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